Viudas negras: radiografía del delito de moda que puede ser mortal y cómo evitar caer en la trampa

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A la salida de un boliche de Palermo o después de ir a una parrilla en Quilmes. Por las aplicaciones Tinder, Grindr o de levante en la vereda. La modalidad encuentra infinitas versiones y parece ser el delito de moda. Las viudas negras eligen a sus víctimas, consiguen entrar a su casa y terminan llevándose lo que encuentran. Un delito difícil de investigar y que, a veces, termina en muerte.

Williams Jonathan Quispe Quenta (19) murió el domingo pasado en la habitación que alquilaba uno de sus amigos en Ciudadela. Conocieron a tres mujeres en el boliche Equinoxio, de Liniers, en la Ciudad de Buenos Aires. Llegaron alrededor de las 6 de la mañana y tomaron algo hasta que Jonathan, que había migrado desde Bolivia hacía dos meses, y sus dos amigos perdieron el conocimiento.

Lo que pasó después es una icógnigta, no se identificó a las mujeres, no saben si los jóvenes se durmieron producto del consumo excesivo de alcohol o si los drogaron para robarles. Se llevaron un televisor, los celulares y algo de dinero.

La muerte de Jonathan está bajo investigación en los tribunales de San Martín, pero el caso puso sobre la mesa una seguidilla de muertes vinculadas a este delito que parece menor pero que a veces tiene una consecuencia fatal.

Fuentes judiciales confiaron a Clarín que la modalidad no es nueva pero que se instaló con la pandemia y las restricciones para circular. Salir y conocer personas no era una opción así que los encuentros ocasionales se gestionaban online.

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Entre 2024 y lo que va de 2025 «se convirtió en un delito de moda», coincidieron los investigadores consultados.

«En el 95 por ciento de los casos el delito lo cometen mujeres y las víctimas son hombres, pero también hay hombres que usan aplicaciones para concretar encuentro con otros hombres y los duermen antes o después de encuentros sexuales, pero la mayoría de quienes cometen este delito son mujeres», expresaron a Clarín fuentes policiales.

Puede ser Analía de 57 años o «Mari» de 55 la que sube fotos a las páginas Badoo o Zona Citas y del otro lado un hombre que abre las puertas de su casa a la mujer con la que chatea hace días, o semanas, quien le compartió su teléfono y sus redes sociales.

Un café o una cerveza son la excusa para entrar. Y una vez adentro de la casa el robo está servido.

«Usan benzodiazepinas (una droga que causa somnolencia) para sedarlos, los mezclan con la bebida», confiaron a Clarín los investigadores que le siguen los pasos a las delincuentes.

«A veces actúan solas, otras entre dos o tres y otras ni siquiera cometen el robo. Las organizaciones solo les pagan para sedarlo y que les abran y después son ellos quienes ingresan a desvalijar el departamento. Ni siquiera son las que chatean, solo las usan para poner la cara y entrar», aseguraron a Clarín fuentes policiales dedicadas a investigar delitos complejos.

La Unidad Fiscal Especializada en Investigación Criminal Compleja (Ufecri), a cargo del fiscal José María Campagnoli, tiene un equipo que investiga la modalidad viudas negras, a través de la Secretaría de Investigaciones Penales.

Melani, una

Ya identificaron a más de 150 personas y tienen otros 50 perfiles -algunos con varias denuncias cada uno- de ataques bajo la modalidad.

¿Cuáles son las dificultades para investigar?

«Las chicas arman perfiles falsos en Instagram y Tiktok y con esas redes se loguean en aplicaciones de citas. Además las nutren con fotos para que parezca un perfil real. Entonces muchas veces tenemos la foto pero no las tenemos identificadas», explicaron fuentes judiciales consultadas por Clarín.

Muchas veces logran juntar varios hechos usando nombres, alias, tatuajes o rastrando celulares, pero «las más criminales tienen otra modalidad y es más difícil de identificarlas».

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Los expertos coinciden en que las delincuentes con más experiencia ya saben que pueden rastrearlos a través de las redes sociales, por eso eligen encarar en boliches. Buscan hombres mayores, turistas o analizan el tipo de consumo que tienen en la barra, si pagan en efectivo o qué tipo de celular o reloj usan.

«Es la nueva manera de franquear los acceso a los domicilios porque cada vez hay más medidas de seguridad que impiden la entrada, pero si te invitan a pasar…», asegura un investigador.

Lo cierto es que, a pesar de que reúnan muchos casos, o de que su foto esté en una fiscalía, el costo es bajo. Muchas de estas causas judiciales terminan en condenas por «hurto calamitoso», un hecho agravado por «aprovechar un infortunio personal», en este caso la pérdida de conciencia de la víctima.

Las penas que establece el código van de 1 a 6 años de prisión y, en la mayoría de los casos, terminan en juicio abreviados con penas excarcelables.

Las viudas negras usan benzodiazepinas porque vienen en gotas y es más fácil camuflarlas entre las bebidas. Probar su consumo es difícil porque muchas veces las delincuentes no dejan huellas o porque las víctimas se despiertan muchas horas después y es difícil rastrear la droga que quedó en su cuerpo.

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Además, todavía muchos evitan denunciar por vergüenza o por miedo. Y los casos que se investigan son los graves.

Fuentes policiales de la Ciudad de Buenos Aires apuntaron a la prevención como herramienta para combatir estos hechos, que afectan tanto a turistas, jóvenes y adultos mayores.

«En las relaciones casuales por aplicaciones hay que tratar de corroborar la identidad de la persona, buscándola por Google, corroborar la red social que habitualmente usa, analizar los movimientos», recomendaron en la Policía de la Ciudad.

Rosario: dos viudas negras atacaron a un hombre de 48 años, que tras drogarlo le robaron la camioneta y sus pertenencias. Foto: Policía de Santa Fe

Otra recomendación es, para los encuentros en boliches, bares o afuera, «tratar de que el primer encuentro sea en un albergue transitorio o ir a un bar público. No llevar directo al domicilio», agregaron.

Además elegir consumir la «bebida habitual» para identificar cambios en el sabor, en la espuma o en el color producto de la droga.

Cinco víctimas fatales

La muerte de Jhonatan Quispe fue la quinta en lo que va del año, de acuerdo a un relevamiento realizado por Clarín. Patologías de base que se complican por el uso de medicamentos, sobredosis o exceso en el consumo de alcohol terminan con las víctimas perdiendo la vida.

José Luis Mamani (38) murió en su departamento en febrero de 2025 y todo empezó cuando junto a un amigo fueron a una peña folclórica de Monserrat. Conocieron a dos chicas de entre 25 y 30 años y caminaron cinco cuadras hasta el departamento de la calle Solís al 300. Al día siguiente su amigo se despertó confundido y pidió ayuda pero Mamani ya estaba muerto.

En marzo, un jubilado de 77 años también falleció luego de encontrarse con una mujer de 62 en su casa de Lanús. Jorge Costa fue encontrado por su hija, que notó la puerta abierta en medio de una tormenta. Cuando entró lo encontró en su habitación drogado con algún tipo de sedante y llamó al 911. La ambulancia lo llevó al hospital Evita en Lanús donde finalmente murió.

De la casa faltaba el celular y un televisor. Por el crimen detuvieron a Diana Arita Cornejo, una mujer de 62 años y de Quilmes, con la que había ido a cenar a un parrilla la noche anterior. Las cámaras de seguridad la tomaron saliendo de la casa del hombre pasada la medianoche con dos bolsos.

En mayo, Ariel Castillo que tenía 47 años y trabajaba en el Teatro Colón, murió luego del ataque de un hombre al que había conocido por la aplicación Grindr. La víctima vivía en Castro al 3400, en General San Martín, e invitó a su cita.

Alrededor de las 4 de la madrugada Castillo dormía en el piso y el viudo negro salió de la casa junto a sus cómplices cargando bolsos y mochilas con dinero y pertenencias de la víctima.

Ariel se despertó y, confundido por las drogas que le habían dado, cayó por la escalera y sufrió un fuerte golpe en la cabeza. Murió cuatro días después en el hospital.

Juan Pablo Jiménez (61) era economista y trabajó en el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) y la Asociación Iberoamericana de Financiación Local (AIFL).

El cuerpo de Jiménez fue hallado el 19 de junio en una habitación del departamento en el que vivía, en la calle Castex al 3400, en Palermo. Por el hecho detuvieron a una mujer de 23 años.

MG

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