El plazo fijo vuelve a ser muy demandado por los inversores y ahorristas. El instrumento tradicional de ahorro genera mayor atractivo en medio de la estabilidad cambiaria, la desaceleración de la inflación y las fuertes pérdidas por toma de ganancias que se registraron en los últimos meses en las acciones de las empresas argentinas y bonos soberanos en dólares.
Los últimos registros del Banco Central indican que el viernes pasado el stock de depósitos en pesos a plazo fijo tradicional del sector privado ascendía a $ 42,07 billones. El monto implica un crecimiento de 6,1% en los últimos 30 días, mucho más del doble del avance mensual de la inflación.
Esta tarde, el INDEC difundirá el dato de inflación de febrero y según la estimación promedio del mercado habría registrado una leve aceleración hasta situarse en 2,3% mensual. En tal caso, la tasa de interés del plazo fijo (entre 2% y 2,2% mensual, según cada banco) habría anotado una leve pérdida en términos reales, pero en momentos en los que otros instrumentos registran fuertes caídas.
Por qué sube la demanda del plazo fijo
«Los plazos fijos vienen creciendo desde hace mucho. Entendemos que esto responde a los incentivos que alinea el Gobierno, que asegura un diferencial positivo de las tasas respecto al dólar, manteniéndolo bastante alto, a través de las intervenciones en el mercado de los dólares financieros y sosteniendo buenos rendimientos en pesos», afirma Juan Truffa, director de Outlier.
En diálogo con iProfesional, Truffa resalta que los tipos cambio, tanto el oficial como los paralelos, se mantienen estables, por lo que los instrumentos en moneda local ofrecen muy buenos rendimientos en dólares. Por lo tanto, considera lógico que los inversores y ahorristas se vean incentivados por este tipo de colocaciones y se incremente la demanda.
«Las colocaciones en pesos siguen despertando interés en el mercado, principalmente a partir del proceso de desaceleración de la inflación y la calma cambiaria. Esto también quedó reflejado en la última licitación de deuda local, en la que las Lecap más cortas captaron mayor demanda, aun en un contexto externo de mayor incertidumbre y volatilidad», agrega el economista Gustavo Ber.
Camilo Tiscornia, director de C&T Asesores Económicos, afirma que el crecimiento de la demanda del instrumento tradicional de ahorro se da por la combinación de tasas de interés atractivas respecto a la inflación y el ritmo devaluatorio oficial, que desde febrero el Gobierno lo desaceleró al 1% mensual, menos de la mitad de lo que rinden algunas alternativas en pesos como el plazo fijo.
«Ahora el rendimiento es mayor del que había cuando el ritmo devaluatorio era del 2% mensual. Si lo comparamos contra los dólares financieros, que están bastante intervenidos en este momento, los rendimientos que dejan los instrumentos en pesos son bastante atractivos, mucho más de lo que dejaban hasta enero», asegura Tiscornia en diálogo con iProfesional.
El economista señala que otro factor que juega a favor de la demanda del plazo fijo es que habitualmente entre diciembre y enero estos instrumentos tienden a caer y aumentan los depósitos bancarios a la vista porque las familias y empresas necesitan tener más liquidez para afrontar gastos corrientes.
A partir de febrero, de acuerdo con Tiscornia, la dinámica tiende a revertirse: los depósitos bancarios a la vista se reducen y repunta la demanda de plazos fijos. Sobre todo, en momentos en los que las tasas de interés en comparación con el dólar y la inflación resultan atractivas para el mercado, tal como está ocurriendo ahora.
Cómo seguirá la demanda del plazo fijo
Truffa estima que el interés de los inversores y ahorristas por instrumentos en pesos como el plazo fijo tradicional podría seguir alcista en los próximos meses, pero para eso tienen que mantenerse los dos incentivos actuales. Es decir, relativa estabilidad de los dólares paralelos y buen diferencial de tasas de interés en dólares.
Ber agrega que «la demanda de los depósitos a plazo fijo seguiría firme en la medida en que continúen los progresos en el plan económico que lleva adelante el Gobierno». Sobre todo, «en el proceso de desaceleración de los niveles de inflación y la calma de los dólares financieros, en un contexto de mayor confianza en el mercado».
«No creo que por ahora el Banco Central aplique otra baja de tasas de interés. Veremos cómo viene el último dato de inflación, pero no creo que sea tan bueno como para que se justifique otro recorte en los rendimientos en pesos. Me parece que por el momento le conviene dejar las tasas de interés sin ningún cambio», afirma Tiscornia.
Tiscornia sostiene que mantener las tasas de interés sin variación sería una forma de incentivar más la liquidación de los agroexportadores, que en las próximas semanas empezarán a ingresar los dólares de la cosecha gruesa. En ese sentido, estima que si las liquidaciones avanzan, lo más probable es que se mantenga la calma cambiaria y, por consiguiente, siga aumentando la demanda del plazo fijo.