La pelea que viene: el Gobierno afina el plan para rechazar la fusión entre Telecom y Telefónica

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No pasaron ni 20 minutos desde la comunicación de Telefónica Hispanoamérica de vender sus activos locales a su eterno rival, Telecom Argentina, que la reacción del gobierno libertario fue la de poner en dudas el futuro del deal, tal como fue informado.

La decisión la habría tomado el propio presidente Javier Milei, quien no tenía conocimiento del acuerdo que fue informado casi al mismo tiempo en que el jefe de Estado culminaba una gira por Estados Unidos, en la cual su reunión con Elon Musk estuvo en el centro de la escena.

No se trata de un dato más si se recuerda que el multimillonario norteamericano es dueño de la empresa Starlink, que en el país está comenzando a llevar a cabo un fuerte proceso de expansión con su servicio de internet satelital mediante el uso de una importante constelación de satélites.

De hecho, el también dueño de Tesla y de la red social X (ex Twitter), habría aprovechado el encuentro con el presidente para adelantarle los planes que tiene para crecer en el negocio local, casi al mismo momento en que los accionistas de Telecom Argentina (el Grupo Clarín y el fondo inversor Fintech), daban detalles sobre su desembarco en la dueña de la marca Movistar.

Telecom y Telefónica: el Gobierno busca reducir el posible poderío

Precisamente mediante el uso de una de las herramientas informáticas de Musk, el propio Gobierno salió al cruce del deal sosteniendo que le dará intervención al Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM), y a la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC), para evaluar si la operación constituye o no la creación de un monopolio.

«Esta adquisición podría dejar aproximadamente el 70% de los servicios de las telecomunicaciones en manos de un solo grupo económico, lo que generaría un monopolio formado gracias a décadas de beneficios estatales que recibió dicha empresa y de ser así, el Estado Nacional tomará todas las medidas pertinentes para evitarlo», advierte un mensaje que lleva la firma de la Oficina del Presidente.

A partir de esta interpretación, se puede afirmar que las autoridades nacionales harán todo lo posible para, por lo menos, reducir el poderío de la nueva empresa que surgirá con las fusiones de las operaciones de Telecom y Telefónica.

Si bien una de las primeras medidas que tomó este Gobierno tras asumir fue anular los decretos de la gestión kirchnerista que intentaron regular y controlar el sector de las telecomunicaciones, y abrió el juego a nuevos inversores, está claro que la relación con los dueños de Telecom no pasa por su mejor momento.

Por lo menos así surge del comunicado presidencial en el cual también se recuerda que el marco regulatorio establece un sistema de control sobre las transferencias, cesiones y adquisiciones de las licenciatarias de los servicios de la información y las comunicaciones.

«El Gobierno está comprometido con evitar la formación de un nuevo monopolio que, con estas características, creado a la luz de décadas de beneficios estatales, irá en contra de la libre competencia y atentaría contra el proceso desinflacionario que está atravesando la Argentina», asegura el documento que interpreta el pensamiento del propio Milei.

Vocación por el libre mercado

El informe anticipa un complicado y conflictivo proceso de análisis del deal a partir de ahora y durante los próximos meses que puede derivar en el rechazo total a la fusión o una autorización parcial con la orden de desinvertir en ciertos sectores del negocio como pueden ser los de telefonía celular y fija; internet y televisión por cable.

Pero, quizá anticipando la visión presidencial a la transacción, desde el propio Grupo Clarín y de la misma Telecom Argentina hacen mención a la vocación del Gobierno en favor del ingreso de operadores extranjeros de telecomunicaciones y también de la necesidad de inversión privada en infraestructura.

Por eso entienden que una inversión directa de u$s1.300 millones, más inversiones anuales de cientos de millones en la misma moneda, para tener las redes de conectividad más modernas de la región, en beneficio de usuarios y empresas, sin duda es algo favorable.

«Gran parte de la estrategia oficial es la atracción de compañías tecnológicas, de IA y de software para que inviertan en el país, por lo cual esta operación generará una externalidad positiva para el país sin gastar fondos públicos», agregan.

De igual modo, recuerdan que en la Argentina ya hubo dos antecedentes de adquisiciones y fusiones en este sector que fueron parecidas y terminaron mejorando la infraestructura y los servicios.

La primera fue la compra de Movicom (que estaba en proceso de desinversión) por parte de Telefónica, que ya tenía Unifón, en el marco de una fusión que dio lugar a la aparición de la marca Movistar. Según las fuentes, dicho acuerdo fortaleció un servicio que había comenzado a atrasarse tecnológicamente y en términos de cobertura.

Otra transacción que se trae ahora a colación fue la compra de Telecom Italia (principal accionista de Telecom Argentina) por parte de Telefónica de España, lo que dejaba al mismo accionista de control en Telecom y Telefónica de Argentina, cuando ambas tenían un porcentaje mucho mayor que el actual en el mercado.

A esto se le puede sumar la fusión de Cablevisión con Multicanal que, en su momento, también despertó suspicacias por el poderío de la empresa naciente en el mundo de la televisión por cable.

Empresas complementarias

Quizá por estos antecedentes es que los compradores de Telefónica de Argentina anticipan que van a presentar la operación a los organismos reguladores, como indica la normativa con el objetivo de ofrecer un proceso de capitalización, inversión y modernización de la compañía.

Para defender el deal, se califica como «tema relevante» que Telecom y Telefónica son complementarias en gran parte de sus operaciones (en términos geográficos y de clientes) por lo que en la mayoría del territorio argentino no hay concentración.

Por el contrario, entienden que la operación va a servir para mejorar de inmediato la calidad de los servicios, permitiendo, por ejemplo, que las comunicaciones móviles de clientes de una y otra empresa tengan más y mejor cobertura territorial.

Agregan que, en el mundo de la banda ancha fija, por otra parte, Telefónica no era un actor de gran relevancia, por lo que hay mucho espacio para que esta última gane en cobertura, productividad, eficiencia, tecnología e inversión.

Desde Telecom aseguran que el mercado no es el mismo que hace un par de años

De igual modo, piden a las autoridades considerar la multiplicidad de jugadores que existen, que se han agregado recientemente y que siguen apareciendo en este mercado, desde Claro (con un peso importantísimo en toda Latinoamérica) hasta lo que llaman «el promocionado Starlink de Elon Musk«, que hace ya un año presta servicios en zonas urbanas y rurales con una rápida inserción.

De igual modo, recuerdan la recientemente anunciada alianza para brindar internet y telefonía entre DirecTV y Amazon (con su red de satélites globales), sosteniendo que la empresa de los Werthein es un prestador ya activo de video y telecomunicaciones en el país, que brinda servicios a millones de clientes. En internet hay además otros jugadores de peso como Telecentro, iPlan, cooperativas y empresas locales, lo cual, para los defensores de la compra, muestra la existencia de «jugadores mucho más relevantes que hace apenas 5 o 6 años».

También apuntan, en el caso de la telefonía móvil a otros actores, muchos de ellos con tecnologías novedosas, y ponen como ejemplo el crecimiento de WhatsApp, que hace una década no era una opción viable de comunicación por voz, mientras que en la actualidad la mayoría de las conversaciones se realizan por ese método.

Lo mismo sucede con otras aplicaciones como Zoom, Teams, Telegram o incluso Meet o el propio Starlink, que ya tiene operativo su servicio directo a los teléfonos móviles. «No sólo hay más competidores, sino que además hay competidores que se valen las redes de telecomunicaciones sin poner un peso y hacen que los operadores necesiten magnitudes mayores para invertir en esas redes», señalan quienes buscan que el Gobierno no cambie una sola letra del acuerdo.

Fusiones crecientes en el sector

Por eso, entienden que esta operación se da en un contexto mundial en el que el sector de las telecomunicaciones está experimentando novedades tecnológicas y cambios significativos, con la aparición de nuevos prestadores globales, con pisada transnacional, financiamiento de bajo costo y sinergias derivadas de su propia escala, hacen mandatorio que los prestadores regionales y locales fortalezcan su oferta en términos de calidad, innovación y disponibilidad.

De hecho, sostienen que el sector ha experimentado una consolidación en los últimos años, con un total de 514 acuerdos de fusiones y adquisiciones entre 2019 y 2023 y con una estrategia actual de las empresas de telecomunicaciones en el mundo que se basa en las alianzas que busca generar acuerdos cooperativos, compartir redes abiertas, sinergizar aplicaciones, complementar usos para ganar eficiencias y poder sostener los altos niveles de inversión que requiere la vida digital.

Otro aspecto que señalan a la hora de defender el deal es la cantidad de jugadores con participaciones mayores a las que tendría una eventual sumatoria de Telecom y Telefónica como el caso de México, con América Móvil, o Brasil que pasó de tener cuatro a tres operadores; Panamá de cuatro a dos y en Chile en donde próximamente se pasará de cinco a tres empresas.

A esto le suman el caso de Estados Unidos, luego de la fusión de Sprint y T-Mobile, donde los ingresos por clientes cayeron de manera constante. O en Alemania, luego de la fusión entre Telefónica y EPlus, a partir de lo cual el país mejoró de ser el 16.º al 5° en Europa en términos de calidad de servicios.

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