El jueves por la noche el secretario general del PRO, Facundo Pérez Carletti, lo llamó al diputado bullrichista Damián Arabia, vicepresidente segundo del partido.
—Mirá chango, quiero ser frontal: tenés que renunciar a la vicepresidencia del partido.
—Pero, ¿por qué?
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—Porque estás participando y no venís a las reuniones.
—Pero no me invitan hace tiempo a nada.
—Explicame por qué no renunciás.
—Vos no tenés legitimidad, fuiste designado a dedo, no te eligieron. Que me llame el presidente del partido (Mauricio Macri). El 70% del padrón está con LLA.
—Chango, andate la reputa que te parió.
El áspero diálogo entre Pérez Carletti y Arabia terminó mal. No volvieron a hablar. Pero de esa charla emanó ayer el envío de una misiva firmada por el propio Mauricio Macri donde se desplaza al propio Arabia de la vicepresidencia segunda del partido y al dirigente Pablo Walter, ambos cercanos a Patricia Bullrich, del consejo directivo.
Si bien no los echan del partido, algo que se evaluó en estas horas, los sacan de los cargos directivos del PRO y los dejan al margen.