En julio se aceleró la caída de la confianza del sector empresario vinculado a supermercados y autoservicios mayoristas. Según la última Encuesta de Tendencia de Negocios, publicada este martes por el Indec, se desplomó 4,3 por ciento. Los meses precedentes también habían mostrado retracciones pero menores: en junio -1,8 por ciento; en mayo -3,2 por ciento respecto a abril y -2,9 por ciento en relación al año pasado.
Entre los empresarios del rubro relevados por el organismo, sólo el 13 por ciento considera que su situación comercial mejorará durante los próximos tres meses. A contramano, el 78,3 por ciento prevé que permanecerá igual y cerca del 9 por ciento afirmó que empeorará.
El 33,3 por ciento advirtió que, durante el séptimo mes del año, la situación comercial de su firma fue mala, apenas el 7,2 por ciento aseguró que fue buena y el resto calificó el período como «normal».
Sobre los factores que limitan la capacidad para aumentar la actividad comercial, los encuestados colocaron como principal problema la contracción de la demanda, y más lejos, en segundo lugar ubicaron al costo laboral. Le siguieron preocupaciones como el costo de financiamiento, el acceso al crédito bancario y la superficie de ventas.
La reducción de la confianza desata otras dificultades para la economía real porque disminuyen la actividad comercial y la inversión, con su consecuente impacto en el empleo.
Respecto al nivel de stocks en términos de volumen, el 23,2 sostuvo que «se encuentra por debajo de lo habitual». Este punto comienza a encender las alertas porque empiezan a evidenciarse dificultades para garantizar la reposición de los productos.
Ante la pregunta sobre la variación de precios, el 44,9 de los empresarios consultados indicó que aumentaron; el 50,7 que no cambiaron y sólo el 4,3 estimó que disminuyeron.
En este estudio previo a los últimos incrementos de las tasas de interés, con una alta volatilidad, ya el 34,8 por ciento de los entrevistados manifestaba complicaciones para acceder al crédito bancario.
El horizonte no genera perspectivas positivas en materia de empleabilidad: el 17,4 por ciento consideró que se reducirán los puestos de trabajo y apenas el 5,8 por ciento espera sumar trabajadores.