Juicio histórico por «sextorsión» en San Luis: va a la cárcel por viralizar un video hot de su ex

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En un fallo histórico para la provincia de San Luis, Diego Oliveri (46) fue condenado este miércoles a dos años y tres meses de prisión efectiva por difundir un video hot de su ex pareja, la profesora de fitness Gabriela Fernández Aberastain (41). Pasadas las 17.30, el juez puntano Ariel Parrillis dio a conocer el fallo y ordenó que esposaran al hombre y lo trasladaran a una unidad del Servicio Penitenciario provincial.

El magistrado consideró como atenuante la falta de antecedentes penales del imputado, pero valoró como agravantes las circunstancias de tiempo y modo en que se produjeron los hechos, así como la extensión del daño causado y la afectación a la imagen personal y familiar de la víctima.

«En una resolución sin precedentes en la provincia de San Luis, Oliveri fue condenado a dos años y tres meses de prisión efectiva por los delitos de amenazas, distribución indebida de correspondencia, lesiones leves agravadas por el vínculo y por mediar violencia de género, todo en concurso real», explicó a Clarín Santiago Olivera, abogado de la víctima.

Si bien el Código Penal estima que una condena de tres años o más determina la prisión efectiva, en este caso, al ser de dos años y tres meses «el juez tiene la facultad de que la pena también se efectiva en un penal. Aquí tuvo en cuenta la entidad y el concurso del delito. No hay una regla que afirme que si la condena es menor a los tres años tenga que ser excarcelable o no efectiva. No es así», agregó el letrado.

Por su parte, Tatiana Yacarini (50), quien era la novia de Oliveri al momento de la viralización del video, también fue sometida a juicio, pero resultó absuelta. Sin embargo, deberá cumplir con una reparación económica por todo el daño material y psicológico que le infligió a Fernández Aberastain.

El de San Luis es el segundo juicio de este delito, popularmente conocido como «sextorsión» o «pornovenganza». El primero fue en La Rioja en 2021 y el tatuador Patricio Pioli fue sentenciado a cinco años de reclusión por difundir imágenes privadas de quien era su novia, Paula Sánchez Frega. Pioli primero estuvo detenido en un penal provincial y ahora se encuentra cumpliendo domiciliaria con tobillera electrónica.

Diego Oliveri fue encontrado culpable por difundir imágenes indebidas y es retirada de la sala de audiencias, en San Luis, esposado.

«No lo puedo creer, esto sí que no me lo esperaba», le confesó a Clarín, entre emocionada y angustiada, la propia Fernández Aberastain, quien esperó cinco años para obtener justicia. «Lo único que quiero es ir a abrazar a mis hijos, que sufrieron conmigo», señaló desde los tribunales de San Luis.

En su última declaración en el debate expresó: «No quiero más odio ni maldad, sólo pretendo Justicia». Hay un video que se hizo público y se ve a Yaccarini, después del veredicto, abrazada a Fernández Aberastain, en el que vuelve a admitir su error como lo hizo cuando declaró: “A ella le pedí disculpas y le dije que yo también fui víctima de manipulación y violencia de género»

Oliveri, quien se había ausentado en la primera audiencia aduciendo problemas de salud, se presentó y en ningún momento cruzó miradas con su víctima. Hasta el miércoles no había mostrado remordimiento ni arrepentimiento, pero obligado por su situación procesal reconoció el perjuicio realizado. “Si alguna acción dañó a alguien pido disculpas, lo lamento”, fueron sus palabras finales antes de conocer el veredicto.

Antes de concluir, había declarado: «En 2019 sufrí un ACV que dejó secuelas y este juicio me encuentra rehabilitándome. Nunca eludí la justicia, detrás de un expediente hay un ser humano con un camino de vida quebrada por la enfermedad. Le pido al juez que me mire como un ser humano, no soy peligroso para nadie y lo que más quiero es estar lejos de los conflictos».

Gabriela Fernández Aberastain fue víctima, en 2020, de la viralización de un video con imágenes íntimas que le había enviado a su ex pareja.

Su defensor, José Luis Guiñazú, titular de la Defensoría de Juicio N° 2, había solicitado en los alegatos que se rechace la pretensión punitiva de tres años y ochos meses que había solicitado la Fiscalía y que se absuelva a su defendido. También había pedido que en caso de que se le dictara una condena, fuera en suspenso.

Fernández Aberastain dice que todavía no cayó, no cree que lo vivido el miércoles en los tribunales puntanos sea verdad. «Estoy en shock, verlo esposado a OIiveri me provocó sorpresa, incredulidad. Él pensaba que se iba a ir a su casa, hasta publicó una selfie en sus redes sociales en las que decía ‘me voy a casa’. Al menos la primera noche la pasará en el penal», dijo Gabriela, que confiesa tenerle «mucho miedo a esa persona que tanto me lastimó».

Sobre la frase final que su victimario afirmó, Gabriela no cree que haya sido un pedido de perdón. «Sólo dijo que si ‘a alguien dañé, no fue mi intención’. ¿Eso es pedir perdón? Sí su ex pareja, Yaccarini, el martes me abordó en la calle y me asustó. Pero ella me vino a pedir disculpas y yo le pedí que lo hiciera públicamente. Lo hizo y presentó ante el juez una propuesta de resarcimiento económico por estos cinco años en los que ella y Oliveri me afectaron tanto».

Asediada por los medios de prensa y por una situación que la «borró de la vida», como graficó alguna vez, Gabriela admite «estar agotada y tener urgencia de cerrar este capítulo nefasto de mi vida. Empieza una nueva vida y pese al agotamiento, tengo fuerzas para renacer y volver a ser feliz».

Cómo sucedieron los hechos

Fernández Aberastain, profesora de fitness y ex campeona de fisicoculturismo, fue víctima de pornovenganza en 2020 un video suyo íntimo fue divulgado por su ex pareja en plena pandemia, Diego Oliveri, que despechado porque ella no quería volver a la relación, hizo circular imágenes que habían sido grabadas un año antes, cuando todavía estaban juntos.

«Él me decía que quería volver conmigo, pero estaba en pareja con Tatiana Yaccarini. Me amenazaba con mandarle el video a ella, diciéndome: ‘Mirá que ella es malísima, lo va a publicar y te va a escrachar’. Así me hostigaba», contaba Gabriela a este medio.

En abril de 2020, cuando la pandemia era una realidad, empezo el calvario. Yaccarini y Oliveri publicaron el video que se hizo viral, con todo lo que eso significaba en una ciudad chica como San Luis. La primera alarma que ensordeció a Gabriela fue cuando a Ulises (por entonces de 9 años), uno de sus hijos, le había llegó un llamativo posteo anónimo en su Instagram con un adjunto que decía «abrilo». La víctima ya sabía de qué se trataba pero ya no pudo hacer nada.

En boca de todos, humillada por quien era su pareja, Gabriela cayó en un pozo depresivo. Seis meses sin salir de su casa, sin poder trabajar, sin hablar con nadie, con dos hijos que cuidar y con fuertes impulsos de terminar con su vida.

«Pasé a ser un pedazo de carne, siendo el hazmerreír de una ciudad que es un pueblo. Estaba todo el mundo encerrado por el covid y conectado a las redes. Mi desnudez estaba en boca de todos, me enjuiciaban como mujer, como madre, como amiga, como trabajadora. Era como si me hubiera violado todo un pueblo delante de mis hijos».

AA / MG

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