¿Qué es el Código Rojo? ¿Por qué es tan importante en las instituciones de salud? ¿Qué tiene que ver con el corazón? «El Código Rojo es un protocolo que se activa ante una emergencia cardiológica porque, en esos casos, el tiempo en el que se brinda asistencia al paciente es clave», explicó Gonzalo Beristain, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Italiano de Rosario.
El médico recordó que el diagnóstico preciso y la inmediata respuesta, más el tratamiento adecuado, son fundamentales para salvar la vida de una persona o evitar daños mayores que dejen secuelas.
«Un gran maestro de la cardiología decía que el tiempo es músculo cardíaco: lo que tarda alguien en consultar (si está atravesando el proceso de un infarto) define muchas veces su situación ya que las demoras generan más discapacidad y más muertes», señaló el profesional. De allí que sea sustancial, primero, que la persona reconozca las señales de alarma y luego que sea derivado a un centro de salud que tenga las herramientas tecnológicas y profesionales adecuadas para las crisis cardíacas.
«La atención del infarto siempre es prioritaria», enfatizó Beristain. «Cuando alguien llega al hospital con dolor en el pecho o cualquier otro síntoma que compatible con un infarto tenemos la premisa de hacer de inmediato un electrocardiograma. Si se confirma la sospecha, ingresa a una angioplastia lo más rápido posible», detalló.
Señales de un ataque cardíaco
En diálogo con LT8, el cardiólogo dijo que hay signos más fáciles de identificar cuando hay un problema cardiovascular pero hay otras señales menos conocidas o más difusas. En todo caso, la mejor recomendación es consultar ante la mínima sospecha. Dolor en el pecho que no cesa y se irradia al brazo izquierdo o al estómago o la espalda, mareos, ritmo anormal del corazón, deben ser motivo de consulta inmediata.
Sin embargo, el médico aclaró: «Todos somos distintos y hay presentaciones muy variadas, al punto que hemos visto personas con infartos que fueron al gastroenterólogo porque creían tener cálculos en la vesícula, y era realidad era algo cardíaco».
En los hombres, señaló el médico, pueden verse problemas cardiovasculares a edades tempranas, 35 ó 40 años, con cierta frecuencia, pero en las mujeres suelen aparecen luego de la menopausia, en torno a los 50 años. «Allí se iguala la incidencia de infarto (entre ambos géneros)», señaló. Eso no significa que no puedan acontecer problemas cardiovasculares a cualquier edad.
Controles desde el nacimiento, y antes
El corazón «hoy se estudia desde antes del nacimiento», dijo el especialista. «Los controles empiezan con el ecodoppler en la etapa fetal, que se hace a las embarazadas».
En todas las etapas de la vida es importante saber cómo está el corazón. «Hay distintos tipos de controles, y hay momentos cruciales: antes de nacer y en el nacimiento; en la primaria, en la pubertad y cuando termina la pubertad a los 18 años. Luego de los 35 años se da otro momento clave: cuando empieza a aumentar la incidencia de enfermedad coronaria, de infarto». De todos modos, destacó, lo recomendable «es tener controles anuales con el cardiólogo».
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Ni sedentarismo ni cigarrillo
¿Cambiaron las patologías más frecuentes a lo largo del tiempo? Beristain dijo que siguen siendo las mismas de hace décadas: la enfermedad de las arterias coronarias, los accidentes cerebrovasculares, la insuficiencia cardíaca y la hipertensión arterial.
Para prevenirlas hay que llevar una vida saludable con dos pilares fundamentales: actividad física regular y una alimentación variada rica en nutriente sanos y baja en sodio y grasas saturadas. «La OMS recomienda 150 minutos semanales de actividad física, pero cada vez hay más evidencia de que se necesita más: al menos media hora por día de ejercicios aeróbicos (caminata, por ejemplo)», señaló el profesional.
«Lo importante es que la actividad se prolongue en el tiempo. Es tan fundamental movernos que incluso supera el efecto preventivo de cualquier medicación que uno pueda tomar», reveló.
En cuanto a lo que se ingiere diariamente, el médico destacó que «más allá de las modas en cuanto a las dietas debe primar el sentido común: carnes magras, verduras, frutas, alimentos bien variado y nada de ultraprocesados».
«Existen factores, como los que señalé, sedentarismo y mala alimentación, que pueden modificarse. Pero hay otros como la genética y la edad que no podemos cambiar, entonces hay que poner el acento en lo que sí estamos en condiciones de mejorar», planteó.
Beristain también hizo referencia al impacto negativo en la salud que tiene el cigarrillo: «Es uno de los principales enemigos del corazón», enfatizó.
Si una persona a lo largo de la vida se alimenta mal, no hace ejercicios físicos y fuma va sumando riesgos para el corazón. La obesidad, la hipertensión, el colesterol elevado, son efectos indeseado que pueden provocar a mediano o largo plazo un infarto de miocardio y otras dolencias del corazón.
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Diagnósticos más certeros
En los controles cardiológicos preventivos y también en la urgencia, el diagnóstico es clave para saber qué medidas tomar, explicó el jefe de Cardiología del Italiano.
En este contexto mencionó la importancia de un marcador (un análisis) que permite, ante la sospecha de un infarto, tener certezas de lo que está sucediendo. «La troponina es un marcador bioquímico que se desarrolló años atrás y que permite con una gota de sangre conocer si hay un infarto. Pero anteriormente no nos mostraba si realmente había daño cardíaco. Con el desarrollo de nuevas tecnologías hoy contamos con moléculas más sensibles y que permiten tener un diagnóstico en menos de una hora del daño miocárdico», explicó el especialista, dando cuenta de las distintas herramientas que tienen los cardiólogos para salvar vidas.