Un viejo abonado a los juicios abreviados acordó otra condena por escruches en el centro rosarino. Jorge Alberto Parrondo, de 60 años, admitió haber liderado mientras cumplía una condena en prisión domiciliaria una banda organizada para esos delitos y aceptó una pena de diez años de cárcel.
La sentencia contra Parrondo como jefe de asociación ilícita y robos a viviendas acordada por la fiscal Juliana González y la defensa fue homologada este miércoles por el juez Rafael Coria. En el mismo trámite Jonatan Ezequiel “Piñón” Fernández, de 35 años e histórico cómplice de Parrondo, aceptó una condena a seis años de cárcel como miembro de la organización.
Parrondo fue condenado como jefe de una asociación ilícita y otros delitos como robos agravados por escalamiento, por cometerse en poblado y en banda y hasta incluso por el uso de llaves o ganzúas. Las mismas imputaciones recibió Fernández.
Juicio abreviado
El grupo que le atribuyeron comandar a Parrondo estaba conformada por Fernández, el también condenado en otro juicio abreviado Jonatan Flores y otras personas hasta ahora nunca identificadas. La fiscal afirmó que la banda se formó para cometer una cantidad indeterminada de robos a viviendas en ausencia de sus moradores —conocidos en la jerga como “escruches”— con organización estructural, división de roles, prelación jerárquica, logística y medios materiales.
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Según la investigación el grupo estuvo activo al menos desde marzo de 2022 hasta mayo de ese mismo año. “Se dedicaban de manera preponderante —sostuvo la fiscalía en la acusación— a cometer robos en departamentos céntricos aprovechando la ausencia de sus moradores y actuando de forma organizada y sistemática, con roles diferenciados entre el jefe, organizador y apoyo externo. Está acreditado que cuando perpetraron los hechos, Parrondo ejercía el rol de «campana» desde el exterior mientras que sus cómplices ingresaban al edificio y violentaban las puertas de ingreso a las respectivas viviendas. El organizador también se encargaba de seleccionar los lugares a afectar, realizando tareas previas de inteligencia en sus inmediaciones. Además, cuanto menos en un hecho brindó movilidad a la banda en un vehículo”.
Prisión domiciliaria
En 2022 Parrondo cumplía en prisión domiciliaria una condena a ocho años de cárcel dictada en 2017 por 21 robos perpetrados entre agosto de 2014 y abril de 2015 en viviendas mientras sus moradores estaban ausentes. Había obtenido ese beneficio a partir de la pandemia. Pero lo perdió en mayo de ese año, cuando lo detuvieron en flagrancia en Belgrano y Tucumán, y volvió a quedar tras las rejas.
Meses después, la información colectada del celular del sospechoso actualizaría sus actividades y en septiembre de 2022 la fiscal González le imputó otra serie de atracos. En aquella audiencia también fue imputado Piñón Fernández, protagonista de las tropelías de Parrondo con quien además compartía la condena de 2017, que en su caso fue de tres años de prisión.
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En aquel trámite se detallaron tres hechos cuya organización se le atribuyó a Parrondo —en total sumó imputaciones por más de cinco episodios— y su ejecución a Fernández y a gente nunca identificada. Uno había ocurrido el 8 de abril de ese año cuando Piñón, en coordinación con Parrondo y en compañía de otras personas, entró a un edificio de avenida Pellegrini al 300 con una llave que había sido “sustraída, hallada o retenida”. Los ladrones accedieron a la terraza de un edificio lindero.
Escruches
Luego de forzar un ventiluz los hampones ingresaron al palier del piso 12 y violentaron la puerta de uno de los departamentos, que comenzaron en busca de objetos de valor. Minutos más tarde huyeron con tres mil reales, 4.300 dólares, 100 mil pesos y una caja fuerte con alhajas de oro, 15 relojes y documentación, entre otros elementos.
El escruche generó algunos ruidos en el edificio que conminó a algunos residente a llamar a la policía. Fue por ello que cuando los ladrones se disponían a abandonar el edificio se toparon con personal de la Brigada Motorizada y tuvieron que huir en distintas direcciones.
Otros dos atracos que le endilgaron a Piñón sucedieron el 7 de mayo de ese año, entre las 20.57 y las 22.35, en un edificio de Wheelwright al 1700. En ese caso, según la acusación, Piñón ingresó con al menos otros tres hombres hasta ahora no identificados y lograron abrir la puerta de calle sin forzarla, aunque no se estableció si usaron una ganzúa o una llave verdadera.
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Ya en el interior del edificio, barretearon la puerta de acceso a un departamento y lo revisaron en busca de objetos de valor. De ahí huyeron con 20 mil dólares, 8 mil euros y otros elementos como un reloj, un par de gemelos de oro, controles remotos de luces, una cámara de fotos y accesorios. También se le atribuyó a Parrondo haber planificado el atraco luego de estudiar el lugar y los movimientos de la víctima.
El otro robo se desencadenó en otro departamento del mismo edificio, al que también ingresaron tras barretear la puerta principal. De allí se llevaron joyas, documentación y otros elementos que no fueron detallados.
Así, Parrondo deberá cumplir una pena de diez años de cárcel mientras que su cómplice Fernández deberá cumplir una de seis.