De acuerdo a lo que comunicaron sus familiares, la medida fue tomada «a raíz de que se controlaron las fístulas, por las que perdía LCR (líquido cefalorraquídeo), se descubrió un cuadro de hidrocefalia consecuencia del traumatismo»
En las últimas horas, se anunció que Pablo Grillo, el fotógrafo gravemente herido con un cartucho de un gas lacrimógeno durante una movilización de los jubilados en el Congreso de la Nación, volvió a terapia intensiva en el Hospital Ramos Mejía y deberá ser sometido a una nueva operación.
Según informó la familia por sus vías de comunicación oficiales, la medida fue tomada «a raíz de que se controlaron las fístulas, por las que perdía LCR (líquido cefalorraquídeo), se descubrió un cuadro de hidrocefalia consecuencia del traumatismo» y, de esta manera, «deberá ser intervenido quirúrgicamente a la brevedad».
«A seguir rezando, enviando todo el amor y las energías positivas para que Pablo continúe luchando. Gracias eternas», concluyó el mensaje.
El fotógrafo está internado en el nosocomio de Ramos Mejía hace dos meses bajo cuidados intensivos. Sin embargo, en el último tiempo, los médicos pensaron en su alta para el pasado 13 de mayo, con la intención de que continuara su rehabilitación en el centro Manuel Rocca.
El estado de la causa tras la agresión
El cabo Héctor Jesús Guerrero de la Gendarmería es el principal acusado por el disparo del proyectil en el marco del operativo que dirigía el Ministerio de Seguridad Nacional. La causa se tramita ante el Juzgado Criminal y Correccional Federal N° 1, a cargo de la jueza María Servini, y allí se presentaron Guerrero con abogados defensores y la familia Grillo como querellantes.
De acuerdo a lo informado por la querella, según consignó Perfil, en la última presentación, Gendarmería remitió algunos de los archivos de los videos del día de la represión donde fue herido el fotógrafo.
En las filmaciones, «se observa, de parte de los efectivos de las fuerzas de seguridad, el uso de lenguaje hostil y expresiones represivas tales como «no le perdonen» e «hijos de puta»», señaló en el comunicado firmado por la querella.
Además indicaron que en los archivos se ve que «el uso desproporcionado de los gases es tal que el propio gendarme que filma tose, se asquea, se queja porque no puede respirar. Los policías y gendarmes que lo rodean disparan sin parar sus escopetas en dirección a manifestantes y de manera horizontal», detallaron.
«Después de producido el disparo que puso en riesgo la vida de Pablo Grillo, se escucha al gendarme que filma decir «estamos excelente, más que bien»», sostuvo en el comunicado la querella.
Fuente: SF/R3