Lorena Vega: Me gusta esta posibilidad de que a partir de la repercusión de la serie la gente nos vaya a ver al teatro

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Miguel Passarini

Una singular mezcla entre las lógicas de un clásico rioplatense fundacional y las temáticas de género, con la presencia y el vuelo en escena de dos actrices descomunales y un dramaturgo y director que está en la misma sintonía, es lo que aparece en una primera mirada en Las Cautivas, una creación de Compañía Teatro Futuro, producción original del Complejo Teatral de Buenos Aires y la primera entrega de La saga europea, un corpus de obras que trabaja la relación entre Europa y América a partir de los grandes mitos de la literatura, que ofrecerá el primer fin de semana de abril dos imperdibles funciones en el Teatro Municipal La Comedia de Rosario.

Acontecimiento teatral: “Las Cautivas” llega a Rosario con dos imperdibles funciones en el Teatro Municipal La Comedia

A mediados del siglo XIX, un malón irrumpe en una boda y secuestra a la novia, una joven mujer francesa llamada Celine. Ya entre la tribu, en pleno festín, Celine será salvada por un inesperado protector: una india llamada Rosalila. Las dos mujeres se fugan juntas a través de la monótona geografía de la pampa. Atravesarán soles, lluvias, hambre, peleas, un tigre, un mono, dos soldados, una niña enferma, varios ríos.

“Si el origen del teatro, la tragedia griega, se propuso fundar mitos, este regreso al origen de la literatura argentina propone repensar la mitología nacional, siempre marcada por la admiración positivista francesa y la negación indigenista latinoamericana”, adelantan desde el equipo de Las Cautivas, obra que cuenta con dramaturgia y dirección de Mariano Tenconi Blanco, y las notables actuaciones de Laura Paredes y Lorena Vega.

La saga europea

“El proyecto La saga europea agrupa en total cinco obras, y por el momento se han hecho dos. Son obras que tienen la particularidad de hacer dialogar a la literatura de América con la de Europa en distintas etapas de la historia. Y Las Cautivas se planta un poco en el siglo XVIII, en la Pampa Argentina, y la peripecia es el encuentro de dos mujeres, una aborigen, una autóctona de acá, de América, del Río de la Plata, y una francesa de clase alta, que llega a estas tierras un poco en este plan de colonización, y la vienen a casar con un criollo de clase alta. Pero ella se escapa con la aborigen y empieza a desatarse una especie de road movie pampeana de la era colonial donde se enamoran y tienen un montón de aventuras en medio de un mundo salvaje. El encuentro de esas dos cosmovisiones es un poco el punto central, el planteo de la obra, a través de una dramaturgia de Mariano Tenconi Blanco muy disruptiva, muy poética y atrevida, sin solemnidad, muy graciosa y con mucha cita cifrada a la literatura, en particular a la literatura argentina”, planteó Lorena Vega para discurrir acerca de la temática que da sentido y poder a la obra de uno de los dramaturgos y directores argentinos más destacados del país y el exterior.

Con una serie de ecos dentro del texto de la obra que entre más la vinculan con otro texto, en este caso un poema épico, clásico y fundacional de la literatura argentina como es La Cautiva de Esteban Echeverría, la obra está planteada, en gran medida, en verso: “El texto más complejo lo tiene Laura, porque ella tiene todos los monólogos en verso. Yo hago como un juego más vocal, sonoro, donde mi dificultad a la hora de armar el personaje estuvo más en la composición de una textualidad que en realidad habla muy distinto a la porteña. Yo soy muy porteña en la cadencia, en los acentos, en todo; tuve que trabajar otra modulación para poder armar el personaje de la aborigen que nos parecía que estaba bueno que sonara diferente, que tuviera otra temporalidad. El trabajo sobre el tiempo en la obra es muy importante, porque está articulada por monólogos, y por ciertos momentos de impacto que está bueno verlos ahí en vivo que, entre otras cosas, son un poco el swing de la obra. Pero sí está bueno decir que tiene como una fuerte presencia de lo monologal, muy articulado con la música, porque tiene música en vivo de Ian Shifres que es el compositor y el que ejecuta la música, y toca muchos instrumentos, para empezar un piano, pero además toca guitarra, vientos, samplea, arma como un universo sonoro y es a partir del sonido que se arman las escenas, es como que si fuese al revés de lo habitual: cuando entró el campo sonoro, se empezó a armar la obra. La música y esos sonidos son un personaje más; está el viento, están los galopes, todo ese universo que la obra despliega también está contado sonoramente, entonces es muy lindo hacerla porque realmente se arma una magia muy hermosa y transitar cada función es algo muy placentero”.

Por fuera de la heteronormatividad  

En el mismo sentido, la actriz que por estos días está involucrada en varias producciones escénicas de la cartelera porteña pero que llegó a otro sector del público por su comentado y elogiado trabajo como la psicóloga de la serie argentina de Netflix Envidiosa, donde comparte escenas antológicas con su colega Griselda Siciliani, también hizo foco en el marco de la charla respecto de la cuestión de género que transita la obra a partir de la historia de amor de estas dos mujeres: “En Las Cautivas hay una historia de amor no tradicional porque está corrida obviamente del formato heteronormativo, heterosexual, binario y a partir de ahí, todo lo que eso puede desplegar y reflejar. En ese sentido también es interesante que Mariano, siendo un dramaturgo varón, haya podido en su literatura camuflarse y empezar a indagar y a meterse en el mundo femenino con tanto vuelo, con tanto respeto, con tanta gracia e ingenio como lo hace en esta obra”.

Desplegarse en lo escénico

Está claro que una actriz o un actor se forma y se entrena siempre a partir del teatro más allá de otros formatos o abordajes y soportes que involucren a la actuación. Más allá de Las Cautivas, por estos días Lorena Vega también actúa en La vida extraordinaria junto Valeria Lois, también con dramaturgia y dirección de Mariano Tenconi Blanco; dirige a Valeria Lois y Tomás Wicz en una versión de Precoz, de Ariana Harwicz, con adaptación de Juan Ignacio Fernández; dirige Civilización de Mariano Saba, con un gran elenco; actúa en el unipersonal Yo, encarnación de Cristina Escoffet, bajo la dirección de Andrés Bazzalo, y dirige Testosterona, con Cristian Alarcón y Tomas de Jesus, además de la vigencia que tiene la obra de teatro documental creada por ella junto a sus hermanos, Imprenteros, que también derivó en una película.

“Yo empecé haciendo teatro, después hice cine. Entonces, claro, el teatro es como mi cuna. Y entiendo que es un poquito singular el tema de poder estar en siete obras en simultáneo, porque en general podés estar en dos o tres, pero bueno, siete es un montón. Lo que pasa es que se da una particularidad: primero que no estoy actuando en todas, porque si no sí sería imposible. En algunas estoy en el rol de la dirección o de dramaturgia y dirección, entonces esas obras se pueden hacer aún si yo no estoy presente. Pero también sucede que están todas vigentes, todas tienen varios años y todas están en cartel, quizás eso es lo más llamativo, porque como pasa siempre con el teatro, cada obra tiene su arco de tiempo. Sin embargo, todas están trascendiendo ese período habitual que puede ser de dos o tres años y ya todas están arriba de los cinco años y siguen en cartel. Entonces, hay algo de que son materiales que se necesitan en escena, que interpelan y siguen siendo queridos y visitados por el público. Y después, uno de los pilares de todo este trabajo, es una gran coordinación y concentración de agenda, para que los proyectos no se pisen y puedan tener su propia vida. Por ejemplo: si viajás con uno no herir el ciclo de funciones del otro. Y también mucho amor en cada equipo, para que cada obra subsista y la comprensión de que son espacios de trabajo para un montón de gente. Entonces, obturar uno es generarle problemas a mucha gente involucrada”, repasó la actriz, dramaturga y directora.

Y en el mismo sentido, profundizó: “Esta cuestión se puede ver así pero también del lado de la gran precarización de nuestro trabajo, en el sentido de que para que se te arme un poco un sueldo razonable, hay que hacer muchos trabajos a la vez y estar repartida, como en mi caso, todo el día en muchos espacios de producción diferentes”.

Acerca de la psicóloga de Netflix

Lorena Vega como Fernanda en la serie «Envidiosa».

Con una extensa carrera en las escénicas y en un presente de cosecha de muchos años de trabajo, para entender el éxito, un artista debió antes conocer alguna de las formas de lo que se supone es el fracaso. Respecto de esta variable, en medio de las repercusiones de la psicóloga que interpretó en las dos temporadas de la serie Envidiosa y camino a una tercera, donde se luce junto a Victoria, el personaje de Griselda Siciliani, Vega analizó: “Yo estoy muy agradecida, lo único que tengo es agradecimiento. Me gusta mucho la posibilidad de que a partir de que se copan con la serie eso les genere un interés de venir al teatro porque hay siete obras desplegadas y de todas estoy muy orgullosa y siento que todas me dejan muy bien parada, todas me representan. Entonces, como milito tanto esta idea de lo bueno que está ver obras, siento que es la oportunidad de que gente que se no se acerca tanto al teatro o quizás no fue nunca, se acerque y salga contenta, que le guste, que diga que es algo que está bueno y que se lo estaban perdiendo, que se pregunten «¿a ver qué más hay?», y que se genere como un circuito y una circulación virtuosa. Me parece que si tiene ese rebote lo que pasa con la serie, está buenísimo. Y en relación a lo personal, esto que llega, que confieso que en algún momento sí lo soñé, lo esperé, me gustaba la idea, llega en un momento donde ya no tenía un lugar de búsqueda o de deseo, no era para mí una prioridad. Y tampoco lo esperaba de este trabajo pero así pasan las cosas”.

Y sobre lo que circula, respecto de que esos personajes de la terapia, dada la repercusión, puedan ser parte de un spin-off, evaluó: “Por supuesto que yo fui a hacer el trabajo concentrada, como siempre, contenta, dedicada y ya estaba feliz de lo que habíamos hecho con Griselda y obviamente que haría con ella el spin-off o una cosa nueva, lo que sea. Lo haría con ella seguro porque fue hermoso trabajar juntas y fue todo de mucha felicidad. Incluso algo de eso me imagino que colaboró con el impacto que tienen esos momentos dentro de la serie y por fuera de ella (sobre todo en las redes). Pero también hay otras cosas, porque la serie puso el dedo en la llaga en un montón de temas de los que hay que seguir hablando, los mandatos y las exigencias sobre las mujeres, los vínculos, cómo nos comunicamos, cómo tramitamos el amor entre las personas en determinada generación al día de hoy, qué pasa con el psicoanálisis y la salud mental; me parece que son un montón de temas que despertaron un interés en la audiencia y por suerte nosotras dimos en la tecla en el lenguaje, en el código de actuación, en lo que teníamos que hacer, que contar”.

“Después, yo ya venía muy contenta y sintiendo mucho la respuesta de la gente en relación con las obras de teatro u otros trabajos audiovisuales –continuó–. Sentía ese acompañamiento del público. Entonces es como si esto fuese medio en ese camino, pero estallado por mil porque es una locura el alcance de una plataforma. Por suerte me agarra como más a los 50, porque creo que si hubiese sido en otro momento, quizás corría otro peligro de ver cómo llevar adelante tanto rebote, porque hay mucha reacción alrededor. Por suerte mucha de esa gente que me ve en el teatro desde hace años me dice que es un poco un acto de justicia, gente que se alegra por mí y eso es hermoso, es una buena energía”.

Con Almodóvar en Madrid

Finalmente, la actriz evocó una visita anhelada en una de las funciones que hicieron el año pasado con Las Cautivas, la obra que llega a Rosario, en Madrid,  en una breve pero intensa temporada en abril de 2024, a la que asistió nada menos que Pedro Almodóvar: “El año pasado, en abril, fuimos con Las Cautivas a España. Y estaba el rumor de que vendría a vernos Almodóvar, pero bueno, hicimos sólo ocho funciones, estábamos por empezar la función número ocho, la última, y no había venido. Ya habíamos tenido la visita de Fito Páez en el estreno madrileño, ya estábamos muy felices y dijimos: «Bueno, estamos hechas». En todo el equipo habían hablado de que si venía Pedro Almodóvar a vernos no nos iban a avisar para que no nos pongamos nerviosas. Pero de repente entra un trabajador del teatro que no sabía de esa consigna, abre la puerta corriendo del camarín y nos dice: «Vamos, que está Almodóvar», cinco minutos antes de salir. Creo que el tramo más duro lo tuvo Laura, la obra empieza con ella y no tuvo ni tiempo de pensar y ya salió con esa información. Yo tardo unos quince minutos en entrar y en ese tiempo busqué organizar mi emoción y la verdad es que fue todo a favor porque nos estimuló un montón su presencia. Creo que las dos actuamos como nunca, porque además lo hicimos muy emocionadas porque estaba él en la platea, emocionadas porque estábamos terminando un ciclo hermoso con la sala llena todos los días, y nos volvíamos a la Argentina, y entonces todo era muy emocionante y conmovedor. Pero además cuando terminó la función, Pedro Almodóvar vino el camarín, nos abrazó, nos besó, nos dijo cosas preciosas, nos dijo que nos esperaba de nuevo, que contemos con él para volver, así que más no se puede pedir”.

Para agendar

Las Cautivas, de Mariano Tenconi Blanco, con las actuaciones de Laura Paredes y Lorena Vega, se presentará en el Teatro Municipal La Comedia (Mitre y Ricardone), el sábado 5 de abril a las 21, y el domingo 6 a las 20. Las anticipadas están a la venta en la boletería del teatro en horarios habituales o de forma online AQUI

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