Que dios nos «Libra» confesados

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Que dios nos «Libra» confesados

Javier Milei, Foster Gillett y el intento de privatización del fútbol argentino.

La única huella que Javier Milei le va a dejar a nuestra especie es la de carbono, con sus viajes alrededor del mundo con dinero público. En ocasiones, el ridículo acompaña al entretenimiento mediático o al bulo por encargo. Qué se lo digan a los protagonistas de los últimos días. Si los pinchan no sangran. No es necesario señalar a nadie. No hace falta. Se señalan solos. No miente quien no dice la verdad sino quien dice aquello que sabe que no es verdad. Viendo la entrevista de Jonatan Viale a Milei a uno le sube la autestima. Ambos nos hacen sentir más inteligentes de lo que somos. Que no es mucho.

La actualidad no hace otra cosa que desactualizarse, como los salarios, como los precios. La agravación de la pobreza en nuestro país -esa presencia gloriosamente omnipotente y unánime- se ha visto sacudida por el latrocinio de una estafa inoculada en una economía de corte criminal. Es la mitificación unánime de este Gobierno por el enriquecimiento como referencia única de éxito y, sobre todo, la hegemonía sin alternativas de un capitalismo de casino donde el dinero todo lo puede y se constituye en el verdadero poder.

No hace falta ser súbdito de la sociología para aceptar que el imperialismo de un “yo adinerado” es en buena medida un producto social. Quien en las alturas no nada en la abundancia no sólo se desconsidera frente a los demás, sino que se degrada a sus propios ojos.

El integrismo neoliberal enclaustró al individuo en el recinto de sus intereses propios, y lo confinó en el universo de sus insignificancias, en el cálculo de tendero, de los logros y las pequeñeces de su estricta vida personal. Con lo que el sujeto, el yo, lo de uno, lo propio, lo mío, prevalece al tiempo que es causa de turbiedades, estafas, latrocinios, trampas; la celebración unánime del fraude y la rapiña. Lo hizo Milei con “Libra”, y lo quiere hacer con Sturzenegger, Scioli y Foster Gillett con la privatización (¿susceptible estafa legalizada?) del fútbol argentino. Este último declaraba a Infobae: “El mensaje para los hinchas es que hagan el 100% de su trabajo. El trabajo nuestro es mejorar el negocio. Ese entorno para crear los recursos para atraer jugadores del exterior, así como no tener presión externa sobre nosotros cuando elegimos vender. Los hinchas de los clubes asisten, alientan, hacen su trabajo, y deben esperar que la gente en el lado comercial y deportivo los iguale”.

Gillet no contó con un Viale. Lo dijo tal cual, como lo piensa. El magnate fue parte de la empresa que adquirió el Liverpool en 2007 junto a su socio Tom Hicks. Ambos empresarios compraron el club inglés por 500 millones de libras esterlinas y estuvieron al mando hasta 2010. Con promesas incumplidas, sin títulos, sin el nuevo estadio y con el club endeudado hasta los tuétanos tuvieron que marcharse precipitadamente de Inglaterra. Diversos medios británicos como la BBC catalogaron la gestión como “una pesadilla para los aficionados”. Hoy se pasea como el Rey Midas por el fútbol argentino. Milei le ha abierto las puertas del Parnaso. Nadie se sobresalta. Es que somos adictos a los millonarios. Hasta les hacemos ganar las elecciones. Que dios nos “Libra” confesados.

(*) Periodista, ex jugador de Vélez, clubes de España y campeón mundial 1979.

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