Un 5 como el Tolo Gallego o un 5 estilo Redondo?

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River compró un 5, Boca está en eso. El del 5 es un puesto clave en el fútbol, pero también dual, tal vez como ningún otro puesto. En los centrales puede haber, por supuesto, algunas diferencias: algunos son más rápidos y saben anticipar, otros saben cerrar mejor hacia los laterales, otros salen jugando con la cabeza levantada, otros hacen del revolear su carta de presentación. Pero, en general, esas y otras diferencias que pueda tener uno u otro central no cambian sustancialmente el sentido del juego. En cambio, la característica del 5 sí lo hace.

Básicamente (es decir, resumiendo, sintetizando, perdiendo matices) hay dos tipos de 5. De un lado, los que fundamentalmente cortan y tocan al compañero más cercano. Y del otro, los que arman juego y hasta pueden llegar a convertirse en el motor del equipo.

Desde ya que hubo y hay grandes 5 en ambas categorías. Pero, puesto a elegir, en mi equipo prefiero siempre un 5 del primer tipo. Uno bien posicionado, que haga los relevos, que se meta entre los centrales si es necesario, que, como un abanico, cubra las espaldas de los volantes externos, y que sobre todo quite, marque, trabe y se la dé a un compañero que sepa jugar. De esa tradición, el más grande que vi es el Tolo Gallego (ni hablar que mi admiración por Suñé es eterna, pero también tengo que ser sincero). Gallego era también un 5 muy dinámico, de una velocidad asombrosa. Si lo pasaban, en dos segundos aparecía de nuevo delante del que llevaba la pelota. Más posicional, tal vez más lento, incluso con menos quite, pero con un impecable primer pase, una capacidad para estar siempre bien ubicado y una inteligencia admirable, el otro gran 5 fue Batista. Curiosamente, o no tanto, los dos fueron campeones del mundo.

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Del otro lado, están los 5 que arman fútbol. Pues, ya lo dije: no me gustan. Me parece que no marcan, pero a la vez no juegan lo suficiente. No son ni chicha ni limonada. En todos los partidos van a hacer una o dos buenas jugadas –pases entre líneas, alguna gambeta, etc.– pero no lo suficiente como para ser un 10, simplemente porque no lo son. Y a la inversa, pierden rápidamente el sentido de la ubicación, tienden a ser lentos, y no les pidan que hagan un relevo.

Un viejo periodista deportivo (hoy innombrable) definió a Redondo como “el único jugador que no pisa ninguna de las dos áreas”. Tenía razón. Por supuesto que si uno ve un video con lo mejor de Redondo puede pensar que era un crack. Pero si se ve la serie completa, la mayoría de los partidos que jugó, siempre necesitó al lado un verdadero 5 que marcara, y más adelante un verdadero 10 que jugara. Él acompañaba, eso es todo. Gago también perteneció a esa escuela, con menos talento que Redondo. Al final de su carrera en Boca necesitaba a Barrios a su lado, mientras el equipo giraba en torno a él. Así le fue a Boca.

Uy, dije Gago. Ahora sí le están comprando players nuevos. Es todavía un poco prematuro para saber cómo formará Boca. Esperemos que el 4-3-3 dogmático no lo enceguezca (¡Y que yo me equivoque en tener tantos reparos frente a él!).

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