La llegada de Javier Milei al poder y la derrota previa de Patricia Bullrich en la primera vuelta del 22 de octubre de 2023 significaron el final de Juntos por el Cambio, tal como era conocido hasta entonces. Se cerró un ciclo que incluyó la caída de Horacio Rodríguez Larreta en la interna presidencial y el naufragio de su plan para liderar el PRO. También se abrió otro proceso, hasta ahora inadvertido, con el inédito desembarco del partido amarillo en la gobernación de dos provincias como Chubut y Entre Ríos, junto a la victoria de aliados territoriales en San Luis y San Juan. Con el nuevo salto del PRO más allá de la General Paz y del Riachuelo, comenzó a cocinarse una dinámica que el propio Mauricio Macri aceleró esta semana, porque las principales decisiones nacionales del partido que fundó hace veinte años comenzarán a tomarse cada vez menos en Buenos Aires.
La llegada de Ignacio “Nacho” Torres a la conducción del gobierno de Chubut y de Rogelio Frigerio al de Entre Ríos se concretó el mismo día que Milei juró como presidente y que Jorge Macri asumió el gobierno porteño. En la Ciudad significó mantener la continuidad de 16 años de gestión macrista y el regreso del apellido fundacional al territorio originario, pero en Chubut y Entre Ríos marcó el fin de una hegemonía local del peronismo a manos de dos dirigentes nacidos en el PRO. En San Juan y San Luis las victorias de Claudio Poggi y de Humberto Orrego también implicaron un cambio de época, pero a manos de dos dirigentes locales que comenzaron su carrera política en el peronismo y ganaron bajo el signo de Juntos por el Cambio. De esos cuatro mandatarios surgió el primer desafío abierto para Mauricio y Jorge Macri sobre el futuro de la relación con La Libertad Avanza. El comunicado del lunes del macrismo metió el dedo en una herida que los gobernadores, aunque la padecen, no quieren empeorar. “No tenemos desazón o enojo, pero ha quedado claro que no hubo consenso en la Mesa Ejecutiva del partido sobre el comunicado. No había acuerdo con el tono ni con el contenido, porque pocos días antes Mauricio había propuesto un acuerdo integral y después lo acusa de autoritario”, lamento un funcionario macrista con despacho en una provincia gobernada por el PRO. Los mismos dirigentes que vieron a Macri hacer equilibrio para contener a todas las partes del partido, ahora lo ven perdiendo esa capacidad, atenazado por las crecientes dificultades que encuentra Jorge para pactar un acuerdo electoral en la Ciudad. “Cada vez es más dificil articular intereses tan distintos. No es lo mismo el objetivo de Jorge, que no ve ninguna posibilidad de acuerdo con LLA en la Ciudad, que el que tenemos nosotros para enfrentar al peronismo en nuestras provincias junto a los libertarios”, confió a PERFIL otra alta fuente provincial, que prefiere el estricto off para no desautorizar a los Macri en “el mal momento que están pasando”.
El expresidente asume que un límite para sus influencias está marcado por las necesidades que tiene cada mandatario para gobernar en su distrito. Macri no puede obstaculizar el acercamiento que realizan Torres y Frigerio con el Gobierno. Vienen de pelearse duro por reasignaciones de fondos desde el año pasado y consideran que la queja partidaria por la ausencia del Presupuesto 2025 responde a una necesidad de la coyuntura porteña y no a los intereses políticos de los demás integrantes del PRO a lo largo del país. Una muestra de esa diferenciación se registró este viernes. Torres está enfrascado en los incendios que azotan la región forestal de su provincia y busca mostrarse al lado del combate contra el fuego. Este viernes viajó a Buenos Aires y fue recibido por el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo para ser el primer gobernador que suscribió el “Régimen de Extinción de Obligaciones Recíprocas” para renegociar la deuda que mantiene con la Nación. a través del Fondo Fiduciario para el Desarrollo Provincial. Son 140.287 millones de pesos que serán pagados en cuatro años con un período de gracia de 12 meses. Torres le puso el gancho al acuerdo, posó para la foto con Toto y dejó que el Palacio de Hacienda difunda el acuerdo. Lo hizo un año después de la áspera pelea pública que tuvo con Milei por los recortes de la Nación a su provincia. Fue una disputa fundacional para el Presidente con un gobernador. Un año después ya no necesitan de la mediación de Macri y se comunican a través de un intelocutor privilegiado, como el asesor estrella Santiago Caputo.
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Nacho Torres seguirá enfrascado en los incendios de su terruño y, según explicaron en su entorno, “no se vio con Mauricio”. El viaje veloz a Buenos Aires es una muestra concreta de la otra agenda que llevan los gobernadores, a contramano de la contraofensiva belicosa que impulsó Macri. Frigerio terminó recién sus vacaciones de verano, pero no se privó de elogiar al Gobierno por la licitación de la Hidrovía, justo un tema que Macri no ha dejado de cuestionar y que incluyó el lobby del cuerpo de ingenieros del Ejército de los Estados Unidos para lograr el control logístico del Paraná. El desenlace de esa licitación es mucho más importante para el mandatario enterriano que la obsesión del PRO porteño, con dirigentes enfocados en una aparente crisis de hegemonía política sobre el distrito que administran hace más de tres lustros.
Debajo de esas realidades laten los desacuerdos internos más profundos del PRO, ahora que es un partido que gobierna cinco distritos y pudo reponerse al paso de María Eugenia Vidal como gobernadora de la Provincia de Buenos Aires durante cuatro años. En ese distrito radica la mayor debilidad del vínculo del PRO con LLA, porque si siguen distantes podrían seguir perdiendo con el peronismo. No lo dirán en público porque están sumergidos en sus administraciones, pero el único que avaló la decisión del expresidente para criticar por el Presupuesto 2025 fue su primo, enfrascado en un desdoblamiento electoral para evitar que LLA le ocasione una derrota de altísimo valor simbólico en el distrito que ganaron en 2007. Cerca de Macri le restan dramatismo y dicen que las legislativas no tienen nada que ver con las ejecutivas, pero un revés para el PRO en los comicios legislativos del 6 de julio podrían abrir un cono de sombra sobre la capacidad de los Macri para retener el control del distrito que los llevó al poder. A Mauricio en 2007 y a Jorge en 2023. Distinta es la realidad de los demás gobernadores macristas. Llevan 13 meses con la banda puesta y, a diferencia de los Macri, no tienen exámenes legislativos en sus distritos, porque se realizan cada cuatro años, junto a la elección para gobernador. Todo para ellos pasará este año por los comicios nacionales del próximo 26 de octubre, donde también asistirán al estreno de la boleta única de papel en todo el país y sin el casillero para votar la lista completa.
Para las extraordinarias que empiezan este lunes y se extenderán hasta el 21 de febrero, no tienen expectativas sobre el Presupuesto 2025, sino sobre el futuro de las PASO nacionales, cuya suspensión o eliminación implicaría otro cambio en el calendario electoral que tratan de escudriñar, pero pensando en acuerdos electorales o de convivencia pacífica con La Libertad Avanza para impedir un eventual ascenso del peronismo. Es precisamente la instancia que Mauricio y Jorge quieren condicionar. “Si siguen así, corren el riesgo de quedarse solos”, advirtió un emisario con tonada cordobesa mientras lanzaba una broma. “Parece que la capital del PRO está cambiando de lugar”, sentenció irónico.
@mcmardons